Áreas de Trabajo 










































            E - V - A - A 



    Estudios - Visuales - Arte                    Antropología   

   





Pintura técnica mixta










Juegos de masa







Serie masa y línea : técnica mixta sobre lienzo, 140 x 85 cm. 2014
Acrílico, pintura tela, óleo.








Paralelos


                                                                   




                    Serie "lugar- espacio": técnica mixta sobre lienzo, 70 x 85 cm. 2014

                              Óleo, acrílico, pintura tela, pigmentos, óleo pastel,
                             lápiz acuarela, sanguinas, carbonilla, resina de árbol.










Biombo







                     Serie "lugar- espacio": técnica mixta sobre lienzo, 70 x 85 cm. 2014

                               Óleo, acrílico, pintura tela, pigmentos, óleo pastel,
                               lápiz acuarela, sanguinas, carbonilla, resina de árbol.










Encuentro







                Serie "lugar- espacio": técnica mixta sobre lienzo, 75 x 80 cm. Año 2014

                            Óleo, acrílico, pintura tela, pigmentos, óleo pastel,
                           lápiz acuarela, sanguinas, carbonilla, resina de árbol.









Estas obras refieren a mis últimas investigaciones en pintura técnica mixta. Trabajo conceptos que he desarrollado también en otro tipo de investigaciones donde indago en la idea de ubicación y de acuerdo para establecer sentidos de -lugar- y también en la  -confusión- como parte de ese proceso. El vínculo es un origen errado compartido, que es -error- por ser la elección de una posibilidad y no en un sentido adverso. Reflexiono en relación a la dificultad para establecer parámetros de contextos fijos y la posibilidad de un tiempo reencontrado a través del vínculo entre el tiempo vivido y el tiempo pensado, considerando que hay una repetición que trabaja como justificación para dar tal sentido. En la producción este proceso al repetirse hace que esté el tiempo-lugar para aunar de algún modo -todo el tiempo-, donde esa búsqueda de justificación se materializa como pintura.










Decía alguien un día...de un modo muy extendido 
nuestra especie se da cuenta de que vive una atrocidad 
paranoica en ciertos destellos cuando tiene un proyecto interesante
 por delante y no logra darle cabida, el tiempo no llega para concretarlo 
y somos sumisos quedándonos cada vez más inmersos en protección de la extenuante
mediocridad individual

Estudios visuales



Encuentro en la línea, la Avenida Reforma en el D.F., México

Resumen:

El presente trabajo intenta dar cuenta de algunos procesos de la investigación en Estudios Visuales realizada en la Avenida Reforma del D.F. en México.
A partir de la experiencia del trabajo de campo con un enfoque en la interdisciplinaridad apoyados en la etnografía y los estudios de la imagen, se aborda este lugar como espacio-tiempo en uno de los sitios más emblemáticos de la capital mexicana.
La avenida también conocida como Paseo de la Reforma es sin duda una arteria principal de la ciudad, al tiempo que evoca de manera constante una historia que continúa reelabora su contexto a través de la insistente contemporaneidad urbana. Este trabajo busca interactuar en ese contexto a través del acercamiento a diversos modos de apropiarse del espacio y su relación entre el tiempo vivido y el tiempo pensado. Se indaga en las representaciones también desde el propio investigador teniendo en cuenta tanto las fragmentaciones como las reivindicaciones del trayecto de la avenida, sus diversos usos y desusos, las proyecciones temporales, y los acuerdos para esas representaciones. En tal sentido se va construyendo un entramado prácticoteórico que plantea ir trazando un proceso y una metodología.
Palabras clave: Avenida, acontecimiento, imagen.  


Introducción

Para la enunciación del presente trabajo voy a tener en cuenta en principio un concepto teórico previo esbozado parcialmente, una metodología de proceso, y una avenida.
La revisión de una idea de lo posmoderno facilita de algún modo un entender el proceso también como idea, esto además descartando una visión posmoderna que pretenda separarse de todo sentido ideológico, Geertz (1991), Segal (1994), Hayles (2000), Lyotard (2008), Deleuze y Guatari (2004). De estos últimos me interesa su propuesta en tanto el concepto deber decir el acontecimiento no la esencia, también aquí sin pretender que la idea de rizoma esté en oposición a lo arborescente, etc. y asumiendo ciertos límites que encuentro en su metodología para mi estudio. Asimismo los aportes de Zizek y su modo de análisis para pensar entre otras cosas que la verdad está en la apariencia como elemento sintomático de doble faz (Antón, 2012) son todos aportes para intentar plasmar una metodología de procesos.




El tiempo

En México el espacio y trayecto  son reducidos al tiempo en toda conversación, no existen las indicaciones a distancias en kilómetros sino al tiempo de recorrido. Las representaciones y usos del tiempo van a definir el espacio, los modos de acercamiento o de rechazo a ciertas situaciones, van a definir las marcas, las fronteras, las zonas permitidas, omitidas u ocultas. Estos modos de utilizar el tiempo aparecen como acuerdos en relación a las acciones personales o íntimas (en relación a uno mismo), acuerdos en relación a circunstancias, personas o grupos de personas diversos, en relación a espacios u objetos, etc. No es un tiempo que elegimos para vivir sino un tiempo que vivimos para elegir, es el trayecto el que hace que el tiempo exista y se haga presente en nuestra mente como producción de sentido. Por tanto el tiempo “no es” sino que se constituye en relación a las posibilidades y elecciones de un tiempo particular del –ser, de la persona, ese -ser persona- está en tensión y se relaciona con el –tiempo todo interior y exterior.
Es un –encuentro en el proceso de ubicación en el espacio de la avenida, una idea de sentido último en proceso, de apariencia como acuerdo latente. El tiempo atraviesa esos escenarios para dar lugar al contexto, deja atrás la mera anécdota indagando en el lugar y la representación de la imagen.


Contexto y origen del Paseo de la Reforma

La primera idea de línea

Todo comenzó con una línea, un camino recto que juntaba dos puntos en el plano. La emperatriz Carlota, su esposo Maximiliano, el bosque de la realeza y la ciudad, su majestad, la plebe. Asimismo solo un pequeño tramo inició como un paseo, y si bien hoy la avenida tiene una extensión mucho mayor, el paseo –Real sigue siendo solo un tramo.


El Paseo de la Emperatriz

Según Aguirre (2003) fueron algunas situaciones meramente personales las que condujeron a Maximiliano y Carlota a promover el trazo de una nueva vía que comunicara en línea recta desde la Glorieta del Caballito hasta el Castillo de Chapultepec; se realizó por las dificultades de acceso que experimentaba el emperador desde el Palacio Nacional donde trabajaba en el Zócalo hasta su morada en el Castillo de Chapultepec.
El nombre actual de Paseo de la Reforma se concretó mediante decreto en 1872 y una vez que las Leyes de Reforma promulgadas previamente por Benito Juárez, adoptaron la forma constitucional en septiembre de 1873. Aguirre (2003).

Esa relación que me interesa entre el lugar, la situación y el tiempo es analizada por Behares ahora con una cita de Badiou: “Lo que faltó en Lacan (…) fue hacer depender radicalmente la verdad de la suplementación de un serensituación, a través de un acontecimiento separador del vacío” Badiou (1988:476), (citado en Behares, 2008: 26). Utilizo esta cita para pensar en una idea de -acuerdo latente y reflexionar en que así como el vacío está presente de modo constante, también lo está de un modo ineluctable la idea de acontecimiento. Al constituirse el acontecimiento como separador del vacío, el acuerdo latente se hace vínculo en el contexto perfilando una idea a partir de la ausencia de límites claros. Voy a indagar en la idea de que el acontecimiento como separador del vacío aúna los tiempos de estos posibles escenarios, y que lejos de aparecer como dos realidades, están tanto el acontecimiento como el vacío consumadas en –el acuerdo latente.
 “En este interjuego de la ilusión, necesaria como tal para todo sujeto pragmático que cree saber de sí y planifica su accionar, y la falta, es que habría que incluir el acontecimiento” (Behares, 2008:26). Propongo para este trabajo enunciar ese lugar en el sentido de acuerdo latente. Entiendo que lo que hace a la falta, a la ilusión, es el acuerdo latente, y que este presenta el lugar posible para el acontecimiento.

“[…el personaje de la acción narrada no es un ente distinto al de sus “experiencias”. Conforme nos orienta Paul Ricoeur (1991: 176-196): “La narrativa construye la identidad del personaje que podemos llamar su identidad narrativa y construye la de la anécdota relatada. Es la identidad de la anécdota que hace la identidad del personaje”, pero en la que la identidad narrativa mantiene juntas las dos puntas de la cadena: “la permanencia en el tiempo del carácter y la del mantenimiento de sí mismo”.]” (citado en Eckert y Carvalho da Rocha, 2012:78) 

Me interesa esta otra cita como introducción para una indagación que vaya más allá de la narrativa, mensajes, signos, encuentros y desencuentros, apuros, esperas, diversos ritmos y un sinfín de acontecimientos son elaborados y suceden todo el tiempo en un trayecto, en una avenida. La anécdota, el personaje, la experiencia, narración y tiempo, así como el carácter o el sí mismo, son todos modos al fin de aparición de acontecimientos del pensamiento.

Mi primer vínculo que luego sería –estudio visual era el vínculo de la etnografía y de la imagen, un vínculo inestable por cierto y que sin embargo tenía una gran ventaja, me  permitía ya estar comenzando. Mis propios errores y confusiones que ya eran pérdidas acabadas y que no tenían un eco de respuesta estaban en el estudio, eran también parte del proceso.

Los modos de ingreso al campo

Un encuentro dilatado el acuerdo latente y el acontecimiento
Prolongación de espacios, de tiempos, ¿pero hacia dónde?

En algunos momentos parecía que las palabras eran la construcción y repetición de “algo” que yo no sabía a qué hacía referencia exactamente. Una construcción de “cosas” a partir de palabras ahora descontextualizadas, o tal vez incluso podría decir desterradas, despojadas de un referente claro y que por ello se convertían quizá aún más en la pura cosa (o la negación de la cosa); mi propio ingreso al –lugar había tenido ese despojo  inmediato. En otro trabajo anterior Perciante (2012) había tratado el tema del nombrar y la descontextualización de la palabra, en ese caso no era tan posible la descontextualización y la –cosa, era un barrio en una ciudad de Uruguay. En la avenida retraerse o retardar el ingreso al campo tenía ahora un vínculo con la palabra despojada, descontextualizada y echa “no cosa”.
Para mí, extranjero –de Uruguay no era lo mismo el ingreso a la avenida que alguien que ya viviera en el D. F. en México, yo tenía la necesidad de tener un mapeo previo también de otras zonas de la ciudad, necesitaba saberme en la avenida y en otros lugares al mismo tiempo, y no solo lugares de mis recuerdos en Uruguay u otros sitios, necesitaba –permear el tiempo a través de diversos espacios vividos en la ciudad. No había posibilidad de especular solamente en un tiempo íntimo sin espacioslugares, y tampoco pensar en un espacio sin los tiempos propios, adquiridos e imaginados. En todo caso era necesario que tuviera las herramientas para convertir las palabras en cosas y pensamientos, o bien hacer referencia a la descontextualización de las palabras a mi antojo, incluso pensando en que nada fuera posible o en la mentira como posibilidad.

Entre todas las continuidades y discontinuidades que podemos encontrar en el vivir y pensar desde la complejidad urbana, desde un mundo interhíperconectado, también podemos encontrar un mapa colectivo, una memoria que –vive entre- esas fragmentaciones, dudas e intrigas, que hacen a la construcción de “narrativas” o espacios de significación diversos, y de procesos de construcción de ideas de –personas.
En este ensayo el acuerdo latente aparece en parte como el mapa colectivo de la vida urbana, un mapa que viene a veces desde muy lejos y otras desde lugares próximo, e incluso que puede no   tener   referencias   de   lugares   o   tiempos;   esos   acuerdos   latentes  aparecen como  acontecimientos vividos, pensados, imaginados, o como elementos para decir nada, elementos que no importan.
Hay indicios, huellas, que fui observando en la etnografía de la línea como estudio visual y que me llevan a pensar de este modo, por ejemplo imágenes-frases registradas a partir de varias y espontáneas entrevistas realizadas, así como en relación a mi presencia en el lugar. En estas imágenes aparecen diversas miradas en relación al – estar en la avenida que se relacionan con múltiples temas, personales, institucionales, tecnológicos, sociales, etc., o bien que no se saben decir, y que a veces comparten un sustrato en común. Las referencias son miradas que relacionan un pensar, un vivir, en un juego frecuente entre el –ser persona y el grupo, el colectivo. Se hace más interesante la indagación al incluir la idea de –duración de la que hablan Eckert y Carvalho da Rocha (2012), siendo que esas imágenes pasan a formar parte y partes de mapeos del pensamiento colectivo de diversos modos, montajes, y ritmos de aparición. En la avenida este sentido de la duración dice algo sobre la permanencia o persistencia, así como sobre el instante, el lapso, la mutabilidad, e incluso sobre los espacios de caducidad del tiempo colectivo.

El acuerdo latente y la memoria colectiva

¿Cuáles son los modos de apropiarse del lugar?, ¿cuál es el “síntoma” estable y cuál el inestable? ¿Cuáles son las circunstancias que obligan a trasgredir o no una marca, un límite? Esas relaciones son las que nos van llevando a transitar de un modo u otro la ciudad, donde entiendo el o los modos como –encuentros que aparecen en formas y  momentos diversos, tanto en relación al lugar generando un vínculo visible como en un diálogo más íntimo de la persona que transita. Las marcas se juntan, se diseminan, se vuelven a agrupar para dar forma y sentido al recorrido, a la representación del estar en la ciudad; así la imagen queda arraigada en el pavimento, en los muros y paredes, en los rincones y en los cuerpos a modo de inscripción de un pasar.


La corrupción

¿Por qué la corrupción aparecía como tema?, ¿por qué aparecía además como un tema velado que había que descifrar a partir de otros supuestos?
Que apareciera como tema no era tan distinto a verlo también manifiesto en algunos sucesos que se presentaban en la avenida como lo eran las frecuentes y variadas manifestaciones realizadas por diferentes grupos sindicales, políticos, etc., y que pedían audiencias o hacían sus críticas contra la corrupción y el gobierno.
Sin embargo hay otro perfil de la contracorrupción que no es expuesto sino que aparece de modo – latente, ahora sí como un acuerdo que se suscita entre lo “real” que como tal supongamos que no puede ser alcanzado siguiendo a Lacan (1953), y lo tangible, la vida de la gente.



Imagen y argumento

(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013) 

Grieta

En los trazos de esos modos de ver –estando en el lugar, hay señales, alertas, que las personas en la avenida hacen notar. Son rastros del mal uso del dinero público, reseñas sobre un fraude sistemático y sobre la queja que se vuelve perpetua. La visualización da indicios expuestos de que los materiales utilizados no fueron los prometidos como los mejores ya que debían tener mayor duración. Asimismo el costoso nuevo sistema de alumbrado público en la avenida, las nuevas cámaras de video seguridad, etc., son también ejemplos que expresan según estos testimonios un discurso de situación que plantea malas y escasas inversiones públicas.
En la imagen aparecen enunciados que elaboramos como parte del proceso metodológico.
•          Pragmática de regímenes de signos
Hay una situaciónacontecimiento que ya existe antes de que se construya el contexto

Me interesa pensar en que todas las situaciones anteriores a la representación de la imagen están insertas en la pragmática de regímenes de signos. Es decir que tanto el lugar en sí como la utilidad que se  le  dio  a  ese  espacio  del  Paseo  de  la  Reforma  en  sus  diversos  momentos  sean  procesos “naturales”, históricos, culturales, etc., están de algún modo “latentes” en el contexto presente. Las diversas composiciones y estratos del suelo, luego el originario camino del paseo y más tarde las numerosas etapas de pavimentado etc., hasta llegar a la desmaterialización del asfalto sus quiebres por agentes naturales, culturales, sociales y políticos.
•          Pragmática de máquinas abstractas
Acuerdo latente como elaboración de conceptos

Al producirse la imagen el acuerdo latente se hace concepto al marcar un sentido último de aparición que de todos modos es siempre momentáneo, este mecanismo se da compartido y varía según el caso. En el tema de la fisura en el pavimento la imagen aparece luego de que alguien me dice que le asigna un sentido de contexto de corrupción por el inapropiado uso de materiales, de allí su quiebre prematuro.

•          Pragmática de procesos (inter-textos-sujeto-objeto)
El contexto no está dado, es una elaboración a través de un proceso de conocimiento
La Pragmática de procesos atraviesa todas las pragmáticas para dar lugar a la elaboración del contexto. Al ubicar la producción en el proceso, la imagen representada va a pertenecer a un contexto múltiple que aborda todas las situaciones (o el –no contexto) anteriores así como su eventual contexto futuro.


(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013) 

Esta otra imagen de un cartel que alude a una supuesta molestia por los trabajos realizados en el alumbrado público (proyecto de iluminación artística), tiene connotaciones que reflejan parte de lo que indaga la investigación en relación al contexto, los contextos, supuestos e inventados.
¿Está el anuncio fuera de contexto?
No podría responderse afirmativamente la pregunta siendo que el mensaje está allí y por lo tanto sugiere y/o produce un contexto. ¿Entonces cuál es ese contexto producido?
Al relacionar el cartel con el contexto inmediato vemos que no existen tales molestias y que el anuncio en sí genera la paradoja. Luego de estar finalizada la obra de alumbrado los carteles persisten, y además nunca estuvieron en un lugar preciso de “obra” sino que se exhiben en algunas de las esquinas más visibles y turísticas de la avenida.
La persistencia genera la paradoja, como si no hubiésemos percibido los arreglos del alumbrado el anuncio mantiene viva la propuesta. Algo está latente, una representación que mantiene la idea de que alguien o algo tienen cierto control sobre la seguridad del lugar.
Una señal, un acuerdo que produce un acontecimiento de “bienestar”, incluso sin ser preciso y coherente con el tiempo de exposición, y reforzado por la propia materialidad del objeto tratándose de un cartel de buen porte y luminoso (con luz eléctrica para la noche).
Aquí el tiempo se vuelve reiteradamente “sentido último” en  la imagen siendo que hay un tiempo anterior y también un “otro” tiempo posterior al cual accedemos por la metáfora de que algo puede estar en curso de ser. Lo que interesa del contexto total es que queda un acontecimiento estético, o de imagen, que no se ubica exactamente en ninguno de los tiempos posibles, desaparece la metáfora literal.


La seguridad también como tema










(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)

En estas imágenes de los carteles que anuncian las cámaras de seguridad se puede ver la ambivalencia de una zona y otra de la avenida. La imagen a la izquierda pertenece a la zona turística y aparece el logo de “Ciudad segura” con el dibujo de una cámara de video, un esbozo urbano y el monumento del ángel, el ícono más emblemático de la ciudad y que se encuentra en esta avenida. En la segunda imagen a la derecha que pertenece a la zona del barrio Tepito ese mismo logo aparece solo que hacia la izquierda y más reducido. Como complemento aclaratorio hay un texto: “Cámara de Vigilancia en operación”. “Las imágenes son grabadas y enviadas al Centro de Operaciones con el propósito de prevenir el delito, la detección y persecución de ilícitos, abatir la impunidad y garantizar la seguridad pública. Los videos son evidencia plena ante los juzgados”. Más abajo en letra pequeña: “Este sistema es controlado por el Centro de Atención a Emergencias y Protección Ciudadana de la Ciudad de México.”

¿Cuál sería el motivo del cambio de diseño para una y otra zona?
Lo que interesa es que el mensaje hecho imagen y conforme al contexto reflexivo del trabajo, actúa de diversos modos según si el acuerdo aparece más o menos explícito, estos diversos modos de aparición del acuerdo, generan o producen la posibilidad de que un acontecimiento se produzca o no. En tal sentido la seguridad, el miedo, el delito o su rechazo, la incertidumbre frente al futuro, la trasgresión del espacio propio, etc., son todas “señales” de acontecimiento y marcan las distancias entre unos actores, otros, y el lugar. Esa cadena per formativa y estética, marca a su vez la omisión o rechazo de ciertos espacios a través de la paradoja cercalejos, el cartel que anuncia el texto aclaratorio, en su evidencia deja entrever que lo que sucede –realmente es que está la falta, la incertidumbre que teme algo a través ahora del “gran otro” que controla; es interesante el oscilar constante de un aparente aparato controlador y su vínculo con el estar viviendo y pensando en la avenida. 
¿Quién tiene el control realmente? ¿Cuántas danzas para la metáfora hay en esta dupla de imagen?


El pensamiento hecho práctica - La estética como producción y los modos de apropiarse del lugar a partir de “otros” lugares como modo de ubicación.

A la hora de viajar o “pasear” son muchos los modos de apropiarse de parámetros estéticos que hagan uso de ese impulso que genera la idea de ubicación. Cuando la estética entendida como el “arreglo” o diseño de un lugar como sucede en el “paseo reforma” (zona turística) está programada de modo exacerbado con el fin de agradar, la automática exclusión de toda otra posibilidad de un uso “visiblemente” aceptado del lugar, hace que aparezcan otros mecanismos de control de esa situación generados ahora por el sujetopersona. Aquí la producción como –desaparición reinventa el acto, se produce el reencantamiento. 

Metáfora de viaje – La caja de viaje

En el caso de Juan (trabajador, barrendero de la vía pública), el lugar que él utiliza para llevar a cabo el proceso de ubicación y reencantamiento, está en su bolso de viaje.
Su bolso se hace caja de herramientas, de utensilios para el acceso al paseo, siendo de otro modo imposible el viaje al “paseo de la reforma” ya que los costos de los elementos básicos para estar son muy elevados para él y su familia, Juan produce un cuidadoso –set de implementos para el “acceso a”. Con esta batería de herramientas es posible el ingreso, se produce la “desaparición momentánea de su otra identidad” a través de la producción generada. Como un camuflaje la apariencia mantiene el acuerdo latente que produce el acontecimiento, de un modo visiblemente armónico todos comparecemos así en la avenida, ¿pero qué hay en la caja?
La desaparición momentánea refiera paradójicamente a la –mayor aparición de la apariencia, a un modo de estar que filtra unaotra identidad a través de una exhibición compartida, hay que tener ciertos implementos para estar en el paseo. Podría incluso decir que en el set además de lo utilizable para poder estar y generar un sentido de ubicación, está lo “real”, (en un sentido Lacaniano), o el resto de lo estético que no puede ser visto en el paseo; esa –parte se introduce, se entromete en el bolso de Juan.
Elementos: botella de agua, comida, etc. (todos elementos que no pueden comprarse en la zona turística por su elevado costo).

Me interesa destacar otras reflexiones de Zizek de las que expone Antón. F. (2012) y tomarlas para indagar en una idea de sentido último. Lo indeterminado como origen refuerza una exigencia propia al sujeto que lo lleva a –estar fuera de sí para poder ser, en un lapsus que se da a través de un mediador evanescente. Lo significativo para el trabajo está en que el acuerdo latente que produce la representación e imagen en la avenida se conforma tanto desde ese origen, como de las implicancias que hacen que el sujeto se reconozca en algún sentido específico, lugar y tiempo.
La cita comienza con la reflexión en el origen:

“Estas pulsiones son el Fundamento último de la realidad, nada las precede, excepto la propia ausencia de fundamento, la nada. (…) Esta apuesta por lo indeterminado constituye el mediador evanescente entre la Nada y Dios, siendo este último, como el sujeto, una entidad marcada por la pérdida, por la ausencia de sí mismo, en un estado de nostalgia permanente por el vacío que lo constituye: sin embargo esa misma pérdida resulta el garante de su propia consistencia como sujeto: para ser tal, deber estar fuera de sí.” (Antón Fernández, 2012: 121).


Hacia la villa Otro extremo



(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)


¿Una línea trasgredida?

No sería difícil pensar quizá en la zona hacia del barrio Tepito y La lagunilla donde a primera vista el lugar parece estar fuera de la –linealidad de la avenida (de su continuidad), como una zona ambigua. Sin embargo la línea aquí se hace más explícita y toma su carácter profundo, incluso hasta trasgredir su propio concepto, la linealidad se confunde y ahora es interpelada directamente por su propia trama.
Se puede ver que no contando con los –destellos visuales y armónicos de la linealidad amena de otras zonas de la avenida, no contando con esos elementos donde el diseño acompasa la caminata y la visualidad mostrando ciertos focos de atención que nos van llevando a transitar “dócilmente”, la línea se hace más línea.
Al no contar con esa “atracción” se forja una linealidad diversa a otros tramos, ahora se trata de una línea que podemos visualizar de otro modo, acorde a un concepto que en su supuesta (impuesta) monotonía trasluce su razón de ser y sus variadas acepciones de lo asignado, también de su trasgresión y confrontación.


Basura que no es basura











Unas páginas de un viejo periódico en una de las plazoletas de la intersección donde ‐ termina o empieza‐ el Paseo de la Reforma.
Se puede ver en la imagen una serie de ambientes “naturales” diversos donde el personaje está tomando fotografías. La avenida continúa hacia la Villa de Guadalupe y en estos espacios del vivir y pensar ‐en‐el lugar, la imagen nuevamente aúna los tiempos posibles e imposibles.
(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)





Este objeto estaba junto a otros dispersos por el suelo y que hacían referencia a que alguien estaba habitualmente o vivía allí. ¿Se leyó realmente?, ¿se miraron sus fotografías o dibujos? ¿Cuál fue el momento?, ¿en la noche?, ¿en el día? Tampoco interesa siendo que el acontecimiento traspasa la línea y se vuelve algo que no es solo una idea, el tiempo vivido y el tiempo pensado sin poder distanciarse hacen del hecho algo más que eso.

[“En las investigaciones con grupos específicos o etnografías en las calles y barrios, nos preguntamos sobre las historias vividas por los habitantes en la ciudad, siguiendo la dialéctica de la rememoración y de la anticipación en los términos de Paul Ricoeur (1991:191), como pistas para la comprensión del espacio de la experiencia urbana como tiempo reencontrado” (Durand, 1984).] (citado en Carvalho da Rocha y Eckert,  2012: 65)

En la investigación esas –presencias como repetición aparecen también cuando las representaciones tienen connotaciones que hacen referencia a la avenida como ciudad, o avenida- país imaginado, en una ida y vuelta expandida reforzando la metáfora. Es por ejemplo el caso de cuando se hace referencia a la Avenida Reforma como metáfora de México vinculando todos los estratos socioeconómicos, o cuando necesitamos estar en la avenida y en otros lugares de la ciudad al mismo tiempo a través del tiempo reencontrado.
Lo “externo” e “interno” aquí hace referencia al modo de aparición, hay imágenes que sonmás generales de uso en el espacio público y otras que tienen una relación más personal, más íntima.



























¿Una huella en el camino?, ¿una marca?....quizá una evocación de algo o un estigma, ¿un acuerdo?
Se trata de una de las tapas de la calzada peatonal recubierta con plástico, obstruida, donde nada del medio donde transitamos puede caer, y tampoco ningún elemento, olor, etc., de ese “inframundo” subterráneo puede salir, escapar hacia nosotros.
(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)







La incertidumbre conmueve, la aseveración de que tiene que tener un fin promete cierto orden a este encuentro, a este acuerdo hecho idea e imagen. Sin embargo pudiera ser que no es nada y que alguien estuvo un rato divirtiéndose, y es en ambos contextos que interesa.
El hecho de “ser o no ser” aquí no interesa, el fin último, el sentido último es en lo que se reflexiona en tanto siempre es. Por lo tanto queda lugar para algo más, para otro espacio de relacionamiento en el proceso de ubicación que quiebra con la linealidad, una idea hecha imagen que no es concebida solo como idea, un contexto derrotado. Podría estar en esta imagen un carácter de –lo interno que se diferencia de otras zonas de la avenida en tanto es intervención y no solo exposición para el argumento.


¿Quién está detrás?

La avenida como patio trasero



(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)

En esta zona la avenida es mayoritariamente de paso y no de paseo, aquí los automóviles son más protagonistas que los peatones. Sin embargo hay algo que hace muy fuerte su vínculo con la vida y la cultura  de  la  zona,  aquí  la  avenida  es  el  patio  trasero  del  barrio,  es  sus  espaldas  que paradójicamente en un doble juego de consentimientos resguarda ocultando al tiempo que eterniza una condición olvidada.
En contraste con la zona turística o residencial donde la avenida es avenida para ser vista, aquí su espacio geográfico, su estética y sus tiempos parecen no querer ser vistos, se utiliza para seguir viaje, ¿pero qué hay detrás?

Como filo interno de la línea la vida del barrio de espaldas toma mayor presencia precisamente por estar de espaldas a la gran avenida. Así como está la idea de que alguien –municipalidad, gobierno, etc. controla de algún modo la zona pronta para ser exhibida, también hay una idea acerca de la zona que le da la espalda a la avenida. La diferencia es que esta zona tiene otras reglas de aparición en el escenario público urbano y político, otros modos de apropiación del espacio y del tiempo vivido y pensado, aquí los mitos de un intermediario e incluso de un mediador evanescente por momentos desaparecen incluso cuando no se represente como sentido último otra posibilidad.

En la imagen arriba se puede ver un santuario de la virgen de Guadalupe en una de las calles de acceso al barrio sobre la avenida Reforma, la calle está obstaculizada para vehículos siendo que la virgen con toda su parafernalia impide el tránsito. Una jaula de hierro hecha con una ornamentación particular la protege, más arriba en los cables que pasan de lado a lado de la calzada se puede ver un par de guantes de boxeo atados colgando.
Este tipo de contrastes o paradojas son las que quizá más interesan para visualizar la relación entre lo interno y externo en esta zona de la avenida, aquí la exposición  visual se torna algo más concomitante con el mundo interior. Tanto el trato, dimensiones etc. que se le da a la virgen, como la significación de los guantes de boxeo que seguramente tienen un simbolismo notoriamente entendible al menos en un sector de la población del barrio (ubicación de acceso a droga, etc.), hacen que se exterioricen elementos que en otras zonas de la avenida aparecen velados en una secuencialidad más armónica y estereotipada como sucede en la zona turística. Pocos días después los guantes ya no estaban y aparecía un par de tenis colgado en el mismo lugar.
Esta zona de la avenida incluye el barrio “Tepito” de importancia cultural remarcada por escritores, pintores, músicos mexicanos y extranjeros. Barrio popular con una reputación de ser un "barrio bravo", de manejo de droga etc., donde sus habitantes sostienen que se debe a la "bravura" de su gente por luchar contra la adversidad y pobreza, y porque ha producido grandes figuras del boxeo. Allí se ha desarrollado el culto único en México a la Santa Muerte y fue también el escenario de la novela mundialmente conocida Los hijos de Sánchez (1961) de Oscar Lewis.



(Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)

En  estos tramos en primer lugar no aparece la necesidad obligada de mantener un orden armónico visual para “encantar”, y esto implica que lo interno adquiera otra ubicación más allá de que cada “mundo” pueda por momentos transformar al otro más de lo que parezca. No se trata de desprolijidad o de una suerte de rendición hacia lo visible, sino más bien a un modo por momentos más expuesto quizá de ambos mundos externointerno, el hecho de no estar tan excesivamente pendiente a la –exposición plantea otros interrogantes. Aquí el mediador evanescente se desvanece aún más para dar lugar a un límite quizá más propio, más –real y más caótico. La confusión se muestra como posibilidad –real o realizable y no como mero tabú.


A modo de reflexión final

La ubicación

Esa delgada línea que nos separa de lo posible y de lo imposible es para este trabajo el acuerdo latente como acontecimiento, es espacio, es tiempo (más que nada), es ritmo, es el proceso de ubicación nunca acabado que experimentamos, por eso en todo caso sería siempre -no lugar‐ Augé (2000)  y en tal sentido su ruptura con el concepto o bien apareciendo como lugar-no lugar. Al tiempo que esos significados son consumados y castrados en una posibilidad última de lugar, en el sentido último como acontecimiento, el acuerdo latente se hace acontecimiento también como idea. La ubicación en este proceso aparece solo como posibilidad a través de la búsqueda de, a través de experimentar un ideal conforme a que es difícil perderse en la avenida por tratarse de un diseño, de una línea, y precisamente es ese ideal el que contradice la única posibilidad, la de ser ideal, por eso la paradoja. El o Lo ideal se hace en su cadena repetitiva argumento para estar viviendo y pensando el lugar, es lo que anima a estar.
Muchas veces no importa por qué se está en la avenida a elección de otro lugar, o qué se hará allí, lo que importa es que la eterna confusión es el motor que reelabora una y otra vez el acuerdo como sustrato para que se produzca un acontecimiento.
Es un anhelo que nos remite a establecer variadas situaciones de registro, donde la imagen, lo visual, tiene apariciones visibles e invisibles, y que coartamos como intento hacia una posibilidad de registro de ubicación. En tal sentido el acuerdo está latente porque no alcanza el intento, nuestro anhelo también es parte de la confusión que se representa en un origen compartido. Ese origen es el que vincula todo el espacio en la avenida y que eventualmente también nos impulsa a establecer sentidos últimos de ubicación, que son últimos porque comparten el origen del error, el origen de haber elegido un sentido, por tanto son siempre errados. El sujeto, la persona, cierra ciclos de ese sustrato compartido en la confusión que aparecen como representación o como la imagen representada.


El tiempo reencontrado


El reencuentro y el tiempo en la avenida se ajustan a lo que he mencionado en relación a lo efímero, al transitar y a las características de un espacio que tiene un –ir y venir mentiroso,  que no es falso sino “real” como aquello que nos transciende porque no podemos aprehender. El sentido de reencontrar un tiempo para ser vivido y pensado se conforma entonces a través de la intriga que esto produce, no se trata aquí de encontrar algo que está perdido sino de vivir la pérdida, vivir la intriga. Sería muy diferente si entendiera los –mundos vividos y pensados como sustratos independientes y aptos para ser manipulados, pero como eso no es posible en este ensayo el reencuentro es con el propio reencuentro. ¿Y cuál es ese tiempo que elijo para elaborar el tiempo reencontrado? Necesito tomar algunas cosas y no otras en mi tiempo de recuerdos, de vivencia y de pensamiento. El tiempo reencontrado se nutre de espacios, lugares, acontecimientos, que ante todo están faltos de una permanencia estática o resuelta, son por tanto tensiones del pensamiento (Fotografía Avenida Reforma: Fabián Perciante, 2013)


La repetición justificada

A lo largo de toda la avenida el proceso elabora un –modo que es definido por la repetición y que en un tanteo constante trasiega una y otra vez para volver siempre al sentido último de la línea. Este sentido está definido por la búsqueda de la “justificación” en un intento de alejarse del extrañamiento y confusión que por momentos produce el estar en el lugar; así se fortalece una idea de ida y de vuelta que intenta sin embargo en todo momento disgregarse. La repetición aparece para justificar el error, sea la justificación de la vivencia entendida ahora como lo más –grotesco de esa utilización del lugar, es decir la justificación de un ir y venir rutinario y muchas veces con una dolencia de sentido –real para el sujeto, o bien la justificación algo más “sofisticada” del mundo virtual, de pensamientos del ser, sueños, imaginarios, virtualidad.
También dije que cuanto más intensa es una idea de linealidad, de un diseño exigido, de una temporalidad en tal sentido, más son las cuestiones que no se entienden, y que sin embargo están entre las necesidades y deseos.
Ahora bien, ¿cuál es el sentido entonces de intentar entender la repetición como justificación? Entender la repetición sin más podría verse desde múltiples temas, sin embargo cuando vemos como en la avenida que esa repetición está sesgada por el incansable trabajo de justificarnos en el lugar, la situación cambia.
Repetir la justificación entonces elabora metafóricamente la idea de línea, que al tiempo que intenta disiparse es el llamado constante hacia el acuerdo latente. El acuerdo aparece entonces como justificación donde está la necesidad de concebir un vínculo, de generar una estabilidad a partir del error. Pero ¿por qué la justificación debería siempre aparecer a partir del error? En este caso, repetir la búsqueda incansable de la justificación no podría mantenerse latente si no fuese por el impulso que genera el error que no está saciado.
El error  como origen siempre castrado, mutilado, aparece como acuerdo latente  en  el acontecimiento, está latente por ser origen castrado. Es por tanto la posibilidad, el resto, el sentido último colmado o simulado en la apariencia.
En este proceso cuando la línea es más línea, la linealidad se hace añicos, cuanto más intenso es el ir y venir en la avenida, cuanto más –notorio un sentido de tiempo de recorrido, de un tiempo de comienzo y otro de término, también aparece más una idea de tiempo expandido, dilatado, múltiple. Lo obvio en la materialidad, en la estética del lugar, exige unaotra lógica propia quebrantada, trasgredida, y como tal da lugar a estas reflexiones. ¿Y si fuera que todo el diseño de la avenida y su significado simbólico desde sus orígenes fue un error?

El tiempo vivido es el tiempo errado, es en el caso de la avenida las huellas o marcas que no están presentes en la imagen sino a través del tiempo pensado. En el desarrollo de la investigación estos tiempos se bifurcan, se acompañan, luego se disipan y otra vez se aúnan generando los tiempos del acuerdo latente que se hace acontecimiento.
La búsqueda entonces se orienta siempre a intentar remediar el tiempo vivido que es el tiempo errado, y el modo de hacerlo es generando unaotra metáfora el tiempo pensado, que aunque sin lograr saciar el error, eventualmente pueda a través de la repetición volver al tiempo todo y sellar el acontecimiento. Todo el tiempo refiere a los acuerdos personales con uno mismo y también con el entornolugar y los otros para que se produzca la metáfora del acontecimiento, y para que esto suceda no basta con asumir el error, hay que buscar en la repetición aunar el tiempo vivido y el tiempo pensado.
Lo que interesa es que no hay modo de que se colme la búsqueda, y que la posibilidad de existir del tiempo en la avenida se da a partir de la semejanza con el error y su vínculo de repetición, aquí la paradoja. Así en la avenida al tiempo que las representaciones muestran rastros de vivencias e imaginarios de otros lugares, descartan una y otra vez posibilidades para quedarse con el origen del error como sentido último, un sentido que es el estar en la avenida e intentar estando saciar el error de estar, nuevamente la paradoja.
Se podría decir que este proceso parte de una lógica propia de ese lugar, y de todos modos a través de la metodología de procesos expandirse como idea a otros lugares compartidos.

Sea como fuere entendido ese tiempo, sea entendido como error o como algo más, la incertidumbre de –estar está siempre presente y ello implica la búsqueda de un origen, o sea que la línea como fin último se conecta con un origen o principio siempre caótico /antes del comienzo.
En este sentido me animo a pensar que en la búsqueda aparece siempre el vínculo con el origen como la única posibilidad, y por ser el origen inabarcable la única posibilidad es el vínculo con el error, el error que descartó en el origen todas las otras posibilidades para dar lugar a la única posibilidad que es.
Quizá ese oscilar constante entre el tiempo vivido y pensado haga tan fuerte el modo en que percibimos el espaciotiempo como tiempo reencontrado, y que cuando no aparece el reencuentro en los períodos desestabilizadores o en algunas zonas de la avenida, la subjetividad se desmorone y en un intento desesperado busque la justificación vinculándose metafóricamente con el origen como error.
La revelación entonces queda consumada a través de la puja constante entre el estar en la avenida como tiempo forjador de acontecimientos vividos, imaginados y pensados, donde el acuerdo latente se presenta como un enclavemóvil que sustenta toda la confusión de estar en el lugar, de pensar también en otros lugares, y de vivir varios tiempos posibles, la producción así se hace proceso e imagen.


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